Crónica de un perreíto en la pared

Hace un par de meses decidí ya no tomar bebidas alcohólicas. Tal vez porque al igual que los refrescos, me di cuenta que realmente no me gustaban. El estimulante me resulta contraproducente al momento de querer bailar. Me gusta el movimiento, me gusta sudar, compartir y jugar, y hay varias actividades que me brindan eso que disfruto; entre mis favoritas: bailar y coger. Ayer hice un descubrimiento bastante interesante. Doni me sugirió visitar el bar NoDo, en el centro de la ciudad. La costumbre de mis últimos fines de semana, me decía que mejor me acostara, eran las 11pm, la hora de dormir. Algo absurdo ahora que lo pienso. Pero acepté, no sin antes proponerle que nos comiéramos una rebanada de pan con crema de avellanas y un vaso de leche.

Las probabilidades de encontrar un lugar que haga match con mi expectativa musical, han sido bajas. Mis gustos, en cuestión de una noche de bellaqueo, son las de un vato queer que escuchó mucho pop y reggaeton en su infancia. Mujeres del pop como Britney Spears, Ciara, Beyoncé, Rihanna, Nelly Furtado, Fergie, Gwen Stefani y Missy Elliot; combinado con algunos de los hombres que representaron los inicios del reggaetón como Daddy Yankee, Wisin y Yandel, Don Omar, Héctor El Father, Tito El Bambino, Calle 13 y Aventura. Más tarde se añadirían Lady Gaga, Ariana Grande, Nicki Minaj, Bad Bunny, J Balvin, Becky G, Karol G, Rosalía, C. Tangana… y otros del pop y el reggaetón. Pero al acercarnos a NoDo, mis oídos alcanzan a escuchar un perreo que hizo que corriera junto con Doni a buscar un lugar en la pista para empezar a bailar. Durante la noche, sorpresas como «Rosa Pastel» de Belanova, me exaltaban. Esa emoción, se mezclaba con el temor de que sonaran canciones como «La gata bajo la lluvia», canciones de María José o Gloria Trevi, porque en mis experiencias pasadas, han sido artistas cliché del mundo LGBT+, equivalentes a canciones como «Lamento Boliviano», «La planta» o grupos como Mago de Oz y Cartel de Santa, en el caso de lxs heterxs. Que ojo, no es que estos artistas me molesten (bueno, tal vez algunos), pero en cuestión de mis gustos personales, para una pista engentada y a oscuras, no son mis preferidas.

Un ojo en la galería del bar Nodo

Hay un espacio que está por iniciar a finales de este mes, que tiene la propuesta de fiestas temáticas, empezando con una fiesta de disfraces. Y muero porque traigan una propuesta de Ball Room, con canciones para voguear (aunque yo no le sepa al voguing). Me gusta sentirme como el títere de unx buenx DJ, gritar y mandarle mi bendición desde mi pequeño perímetro en la pista. Tal como sucedió durante gran parte de la noche de ayer. Entre el ruido, Doni y yo conocimos a Rihanna, una chica hondureña en su primer viaje a México. Portaba un atuendo a base de dos piezas de licra y unas sandalias, proyectando una vibra caribeña cálida. Tuve la oportunidad de bailar algunas canciones con ella. Serpenteaba su cuerpo hacia mí «Arriba Abajo Lento Lento» como diría el perreo de Nfasis. Al bailar, la canción de «Dura» de Daddy Yankee lo entendí más, el calor de «Yo Quiero Bailar» de Ivy Queen, cobró otro sentido. La música era el caduceo que unía a dos serpientes calientes, sin saber quién ahorcaba a quién. Sentía que tocaba con los aromas, mi piel se sentía escamosa ante la suavidad de sus muslos, piernas, pecho y cuello. La canción de «Envolver» de Anitta se hizo presente cuando me pidió que me pusiera contra la pared, me aventaba el cuerpo, movía las nalgas para que no hubiera oración que me salvara de esa sensual arma y la pared. Compartíamos un trance y me di cuenta que hacía mucho tiempo no tenía un encuentro así en la pista, con un perreo donde te tomas de la mano, donde las caricias y la respiración se sienten tan cerca. Reiteré mi gusto por sentirme Quimera, deshacer los límites del otro cuerpo y fundirme. Cuando encuentras a alguien que conoce ese lenguaje, y donde ambos sabemos que esa entrega no quiere decir que vamos para la cama, es grandioso.

Quiero bailar
Tú quieres sudar
Y pegarte a mí
El cuerpo rozar
Yo te digo: «sí, tú me puedes provocar»
Eso no quiere decir que pa’ la cama voy

Ivy Queen

Al final, Doni y yo salimos de ese bar, y pude ver la pequeña galería que hay en un lobby, previo a la zona del bar. Habíamos entrado tan rápido que ni siquiera había notado ese detalle. No bebí ni una gota de alcohol, y aún así, había sudado tanto que necesitaba algo de beber, fuimos al OXXO, compramos suero, agua y un refresco, nos fuimos a la plaza central y nos sentamos a platicar de lo que había sucedido en nuestra primera visita en NoDo. Salí pensando en la fiesta de final del mes, pero ahora con la esperanza de que independientemente de lo que suceda, encontramos un lugar con una buena curaduría de perreo popero cumbibellaco.

Entrada No. 14 del Blogtober 2023 ¡Gracias por leer!

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Soy Oscar

Bienvenidos a este espacio en donde coinciden la ficción y el cotidiano. Trabajo en un museo, estoy escribiendo una novela y me gusta hablar de astrología.

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